( Dedicado a mi gran compañero Miguel Calvillo)
Frente a los frontones de Florencia
faunos asomaban bocas sugerentes
que te hacían olvidar las calles de Córdoba
inimaginables.
El ánimo de los tristes nos acercaba a DISCO TRES
viendo a los dolchegabana de su tiempo
tipos de labios ardientes y féminas de dulces zapatos
que despedían a los mismos tristes a la acera.
Subir adonde los ciclistas
no había pedal que soportara el dolor
Bajamos a los llanos fértiles del aeropuerto
y no había nada, una imagen, una desidia del respeto
a los muertos que aún no habían nacido del alma
de los muertos que vivían en lo acádemico.
Y así nos hicimos licenciados del ayer
aquellos que abandonarían
al más mínimo indicio de soberbia
Nos volvimos imágenes de lo cierto
de las más tremenda mansedumbre
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