jueves, 7 de octubre de 2010

En la penumbra

Pasando por debajo de la bóveda,
extranjeros de tez no blanquecina
comentaban con cierto escepticismo:
"no es inútil el hombre, que ya tenga un amigo".

Con mis pasos más lentos,
meditaba sobre asfalto en sus palabras,
y pensando en la verdad de lo evidente,
muchas caras hicieron preguntarme
en lo cierto de tan cándido aforismo.

No hubo voz que arriesgase ante la duda.
Y mi sombra se apartaba aún más deprisa
para darme certeza en lo innegable.