lunes, 21 de diciembre de 2015

San Fernando

De acuerdo que, a veces, me escondo en mi alcoba,
releo viejas cartas y me olvido de todo,
aquello que hice y que tengo que hacer,
ingenuos fantasmas me advierten muy blandos
de ciertos peligros tan próximos ahora:

dos antiguas rencillas que debo calmar,
tres tristes desprecios que suenan a rancios
y dos  gestos que hice de forma mordaz
o al menos tú dices que fueron  así.

¡Qué triste destino la vida doméstica,
lavar la vajilla, sembrar nuestras almas,
torcer pronto el gesto, hilar con más gana
historias pasadas, antiguas y vanas !

…Y ahora me encuentro muy plácidamente
Sentado en la cama, mirando hacia el mar
Tan lejos de aquí,
 nostalgia de olas, de viento y de sal.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Respondo, seguramente, ante una vida desordenada,
Llena de osadías y de miserias obligadas por el ajeno,
Desecho lo cercano por mi vanidad o por la vieja certeza
De quien ya yerra ante el que  está acertado,
O, ante los infortunios  de esta desastrosa vida.

Todo, ciertamente, no ha de ser así como lo pintan,
Como los facundos que hunden sus vocales en el alma
Y se arrastran en silencio al que le ofrece sustento,
Alejándose muy seguro de que la  victoria ha obtenido.
Mientras la eterna derrota lo acecha tras el cristal.

Es muy probable que almas cándidas y seguras
Permanezcan llorando ante el atrevimiento
De aquellos que son realmente inútiles y, soberbios,
Respondan ante la torpeza del que guarda silencio
Muy cerca de las nubes, donde se esconden los secretos.

Mientras tanto, reservo un lugar en el corazón de cualquiera
Que pretenda soñar con los viejos azules del alma,
Con los deseos de un dios deseante que advierta de los peligros
Ineficaces de los hombres, de los que, humildemente,
Han pedido de verdad una soledad solo terrenal.