martes, 18 de abril de 2017

Cuando comenzaron a enredarse en las olas los hombres,
Los antiguos fantasmas y pocos besos verdaderos,
Sentí  ayes de mi madre y de gente extraña
Que voceaba al borde de la playa.

Y aquel día era muy sencillo:
Dos rayos de sol y una sombra paseando en el horizonte…
Y comencé a sentirme estúpidamente romántico
Y, sencillamente, estúpido por haber abandonado
La vida tan fácil de las plantas…

Hacer clorofila resulta un tanto  cursi
 ante estas situaciones normales y ordinarias;
luego  pensé en regresar al mundo de lo tangible
y observé que no le temo a la desazón ni a la mala vida,
sólo a la soledad.

Esa que aún no ha disuelto mi estómago
En trozos rojos de granadas muy ácidas
Ni me ha hecho doblegar ante los fuertes

Que presumen de sus fornidos  brazos.