viernes, 30 de octubre de 2009

La vida de diario

Si pretendes viajar lejos de lo cotidiano,
no te despojes de la ropa de diario,
ni siquiera de la que nunca te ha servido
porque de moda ya haya pasado.

Si has intentado compartir
con viejos comensales una comida de diario,
"refrutécete" con las viandas conocidas,
por aquellas que a todos parecen sabrosas.

Intenta, como único manjar, saborear lo dulce,
lo amable del que no enseña el hombro
nada más que para esperar una carga insorportable.

Y, cuando tus fuerzas se hayan extinguido,
busca una mujer de anchas espaldas
que soporte los versos amargos sin sentido,
algo que resulte indescifrable en los días de diario.

lunes, 26 de octubre de 2009

El cambio de la hora

Cuando abro la puerta a los repartidores,
casi todos me parecen iguales:
desasosegados, quizá algo acres
en la noche que los políticos han establecido.

El cambio de la hora es puramente semestral
y cuando ellos se ven en la noche embaucadora
piensan que el destino los engaña, apremiados los tiene.

Y huyen como alma que lleva el diablo,
frenando en curvas abiertas y fáciles,
mientras los demás con mirada fija observan
la hora definitiva,
l a que, en primavera, recupera el espíritu.

Y, entretanto, llega mi ángel desolado....

sábado, 24 de octubre de 2009

Y si pienso acercarme a lo que huye

( A mi mujer)


¿ Y si pienso acercarme a lo que huye,
o rescatar una simple desidia desatada
que olvidé hace tiempo en las alforjas?

Si no escapara la luz tan de repente,
acatara yo tu orden sin rechazo,
no tendría negativa a tu demanda.

Acercaría yo mi rostro impunemente,
dispuesto a recibir directamente el castigo
que merezco hace ya tiempo.

Te dejé, bien es verdad, siempre muy a solas
royendo en tus entrañas viejas quejas
que, ahora, sólo intento olvidar sin penitencia.

Te dejé, bien es verdad , en muchas horas
que deseo recuperar sin mucho aprieto,
esperando que olvides sin rencor
mis continuos y añejos desaciertos.

viernes, 16 de octubre de 2009

EN LA CITY

Desde hace tiempo he dejado de visitar la gran ciudad;
los enormes edificios me siguen abrumando,
los coches de gran distintivo adormecen mi espíritu;
las tiendas, sin estar en Navidades, siguen desprendiendo
demasiado valor por lo que deseas ,
y las chicas de ciudad me sobrepasan
como el Gran Danubio.

Mas no soy alguien que se esconda
detrás de los pueblerinos,
de los que todos sabemos.

Se trata de sensibilidad, de una sensibilidad
que arroja fuego en los lugares húmedos,
que admira el largo sabor de la desidia
y entiende las noches oscuras
como viejo perro despreciando el ayer.

Hablar en primera persona es un atrevimiento en un poema;
en la calle, sin premio, no hacen falta rodeos
de falsos y ocultos amores.
Basta con un repaso de miradas ausentes,
un amasijo de ideas fijas sin retroceso,
aquellas que no terminan los versos
y acaban dejándonos en este mundo sin compasión.

viernes, 9 de octubre de 2009

LA BIOMECÁNICA

De todas formas, según veo la mañana,
acabarás en el desguace de los animales,
donde nada es nada, donde nadie es nadie;
pero quedará un pequeño recurso:

alimentar a las bestias,
alentar a los viejos azules,
inculcar imágenes en el fuero interno,
desenmascarar al que pasea sin horizonte...
posiblemente pretender ser su dueño.

No debemos dar más cosas
que las que nos exige la desidia,
el hartazgo de las cosas:
bien alejadas de los insufribles animales.

VANIDAD COMPARTIDA

La verdad... uno no es tan fuerte como el mito
cuando arroja cenizas espurias;
te queda sólo una sonrisa de acompañamiento
de tanto admirar los hechos naturales.
La eternidad es soportable a solas,
disfrutando de nuestro amor,
rompiendo el hielo con fuerza,
con imágenes que nunca siempre hablan de ti.
Sabemos, que allá como aquí, la boca
es instrumento para besar, la gubia...
no sé para qué.
Soy tan pobre que no descubro la sombra
de una mujer...
Y hoy me han besado junto a la mejilla,
oliendo el sabor a mí,
escupiendo a los que no tienen vanidad,
y abandonado gustosamente por otro tiempo,
que no es el mío....

martes, 6 de octubre de 2009

En una ocasión me enamoré de una voz,
llena de verdes, de imágenes azules
y de vientos lejanos que acariciaban apenas
nuestra dura piel ya maltratada.

Fue en una mañana macilenta, una mañana
Igual de seria que las verdaderas olas agresivas
Que amenazaban hundirnos en el fondo
De esos mares que increpaban sin saberlo.

La posible aventura del amor tuvo sabor acre,
Como ese otro que indica ruta falsa,
Aquel que a los mares del sur llegó un poco cálido,
Quizá ya… extremadamente cálido.