jueves, 31 de julio de 2008

Otra vez lo mismo

Cuando dicen que no entienden la poesía,
yo los entiendo...
Que las imágenes son difíciles, que los giros
indican palabras indefinibles: es verdad.

Pero si me ves un día circular por el aire
no me llames loco de atar,
si a ti te observo, no lo llames crítica;
pan que suplica lo inexpresable.

viernes, 25 de julio de 2008

La crisis del arquitecto ( 2008)

Creo que estoy enfermo de la vida
de las cosas ajenas que deseo.

Ese ritmo no me suena en soledad
ni susurra aún el suspiro del más allá.

Las nuevas jerarquías del ingente diseño
muestran casas invendibles con su luz y su aroma
con espejos que reflejan a la entrada tu cara,
tu espalda más prolija al huir del hogar.

Mejor es alejarse en esos grandes coches
mostrarlos, jactancioso ,en el centro del bar
soñar en viejos edificios que intentan derrumbar.


Mostramos prepotencia en vagas ocasiones
hacemos nuestra nave, de pronto, reflotar.
Un feble viento incierto despierta la nostalgia
el ansia de la vida, la música del mar.

A Lope de Vega

Si Marta de Nevares hubiera alumbrado
tus ojos, la dulce sonrisa de ella, enajenada,
hubiera impedido los dolores de lo acordado
el olor de la música a la interperie; nada

habría representado ajeno a lo imaginado;
el sabor de las imágenes sería una mañana
devanada por los círculos, rima imperfecta
que pretende admitir casi todo lo inacabado.

Mujer, demuestra tu dulce ímpetu sola
arrastra tu dolor con viento ajeno
imagina los dulces sin el engañoso futuro

descubre en ese viejo amor -por inseguro-
el lívido revolcón, al triste heno,
a su sotana,al temor de la antigua ola.

viernes, 18 de julio de 2008

Signos de puntuación


Lo mejor de nuestra nueva poesia
las incorreciones de la tecnica
en azul no es amor en verde desaliento
el rojo siempre ha significado peligro
para los animales de un solo cuello

Los espacios libres de las antiguas maquinas
de escribir algo reparable
deseable por lo incierto para todos

Los puntos finales esperan una invitacion
de los suspensivos

Los de aparte
los excluidos del sistema

No me imagino a los corchetes a los parentesis
desdibujando una idea ortodoxa
llevandose el odio al otro lado
donde los guiones largos desean otro parentesis

Al final nos queda un asterisco
con el que avisar de la muerte
del amigo

La arroba para los cerdos
para identificar un camino en internet

Cuando terminas quieres corregir
nadie impide tu deseo de perfeccion
pero una pequeña coma alucina
a las espaldas de lo que escribes

martes, 15 de julio de 2008

UN PASEO PERSONAL POR LA NOVELA ESPAÑOLA ( Parte I)

La sugerente novella de los renacentistas abrió una luz al sexo femenino. Dejó al Gran Duque D’Orsini (el amante de las muy jóvenes mujeres) darle dos besos a los eclesiásticos que repartían hostias a diestro y siniestro, avanzando en una época que nos roza y la obviamos ¿Imaginas a dioses y héroes de la infancia abriendo el camino a las naves que desembocan en el presidio de Cervantes?

Aquellas novelas que infundían valor a Tartarín de Tarascón con su dama y su dragón siempre fueron atrevidas, divertidas a los nobles de la época. Las de amor eran sólo cartas de amor que insistían en la lívido de Diego de San Pedro. Algunas veces me acuerdo de Platero, que, por cierto, se aleja más de la marisma para no hacer de una pasión una historia.

De las de Caballerías ya he hablado. Las Bizantinas dejaban a los héroes vagar por anchos mares buscando el mismo fin: el amor de los desacompasados. ¿Acaso no es importante un bizco en la picaresca? Siempre se ha pensado en el ciego, un ser inexistente por su propia idea: la de ser ciego en un mundo miserable que espera algo más de los que no lo son. Por ahí va desapareciendo la novela. Empieza a sentirse un cierto resquemor de relato corto que te aleja de los clásicos.

Siempre me han importado las mujeres. Las vi en las antiguas Serranillas con bigote y cierta altura de feministas de ahora. El Guzmán es un afrodisíaco; El diablo cojuelo un voyeur avant la lettre Las respeté- ellas a mí no- pensando que podría construirse la nueva novela, pero el “Vaporcillo del Puerto” ondeaba por ese incierto mar de velas y no atendía a la proa ni a la popa.

De mi amigo Cervantes- el gran creador de la novela moderna, sin nombrar la suya- sólo una pequeña batalla con la gitanilla, con un gran viejo cornudo deshaciendo los hilos de la historia, con una batalla en la que no hay ganadores ni perdedores (la nueva imagen del Vial Norte) y dos pequeños pilluelos traspasando Sierra Morena para desembocar en la desidia de la gran urbe sevillana. Ya sé que hay muchas otras cosas más.

No pensaba saltarme las novelas del dieciocho; pero no existen más allá de las reformas de las cuales hoy todos nos sentimos reforzados. Sólo Aranjuez.

Bueno, volvamos a la historia de las novelas siguientes. Hubo un señor que en su “Teatro crítico y Universal” (lo llamó teatro para olvidar la historia de Clarín), que hablaba de esa mujer la cual deseaba el amor de la Medicina (no la confundo con Madame Bovary), mientras las calles de Vetusta se surtían de papeles y hermosas lumbres del atardecer. Pero Galdós- ese al que llamaban “Benito el Garbancero”- no perdona. Creó un pequeño pillo (Gabriel de Araceli) que no se atrevió a luchar con los franceses porque eran pocos. Fernando Calpena era un señor de los de antes que imaginaba a las señoras en top lees en la Playa de La Victoria con refajo decimonónico. Algunas veces en las pequeñas playas de Sancti Petri- el auténtico.- me parece navegar en la gran nave Victoria (la que nunca existió para alegría de los ignorantes) y odiar a Nelson y dejar al gran Faro de Trafalgar iluminar el cielo. Los restantes héroes de Galdós son simples imágenes.

¿Y adónde salto yo ahora?

A Belarmino y Apolonio, un liberal que se convirtió en un conservador como los directores de instituto de ahora.

La novela modernista ¿Qué es? Las cerezas del cementerio. Título que me hace recordar al Chéjov en las costas del Gabriel Miró de El Obispo Leproso. Siempre ha sido un timo que ha hecho que me aleje de las novelas extranjeras.

La tremenda guerra- no la primera, ni la segunda- nos dejó aquí abandonados con las ratas de Delibes (antes las de Pedro en Tiempo de silencio). ¡Qué desastroso título!
Max Aub nunca supo decir nada. Se exilió.

La familia de Pascual Duarte (anterior a las anteriores) fue el fruto de un censor desacompasado que escribió sobre la sociedad madrileña (La colmena) de entreguerras pidiendo tabaco a los pobres. Allí murieron sus ganas de Pabellón de reposo. Su Viaje a la Alcarria buscaba miel y desamor en los labriegos.

jueves, 10 de julio de 2008

LOS CALLEJONES DE LA FACULTAD

( Dedicado a mi gran compañero Miguel Calvillo)


Frente a los frontones de Florencia
faunos asomaban bocas sugerentes
que te hacían olvidar las calles de Córdoba
inimaginables.

El ánimo de los tristes nos acercaba a DISCO TRES
viendo a los dolchegabana de su tiempo
tipos de labios ardientes y féminas de dulces zapatos
que despedían a los mismos tristes a la acera.


Subir adonde los ciclistas
no había pedal que soportara el dolor


Bajamos a los llanos fértiles del aeropuerto
y no había nada, una imagen, una desidia del respeto
a los muertos que aún no habían nacido del alma
de los muertos que vivían en lo acádemico.


Y así nos hicimos licenciados del ayer
aquellos que abandonarían
al más mínimo indicio de soberbia


Nos volvimos imágenes de lo cierto
de las más tremenda mansedumbre

EN LAS ESPALDAS DE LOS EDIFICIOS DE NUEVA YORK

En las espaldas de los grandes edificios de Nueva York
aparecen negros
con joyas nunca imaginadas,
vomitan letras con ritmo de blues.

En las espaldas de los altos edificios de Nueva York
se asientan los temores de la Gran Ciudad
los temores de los dulces vagabundos del Parque Grande.

Parecen que vigilan grandes cascos de platino
las mismas pisadas de caballos
dóciles índices de la imaginación.

lunes, 7 de julio de 2008

EN LA MAR

Ahora se podría triunfar frente al mar ,
la gente alejándose del invierno
ocupa una línea dulce en la memoria.

Las dunas son cobijo
de débiles almas que no supieron despertar
del amor a tiempo.

A veces, la vida conduce demasiado lejos
atasca ideas que reverberan junto al sol
dejando un ligero sabor a algas

y así el verano aparece inesperadamente
olvida las grandes autopistas
y te encierra en la cabaña
donde los cubiertos son alimañas

Viejos amigos que navegaron en la infancia
aparecen como despiertas sombras
alimentando una parte de la locura.