sábado, 11 de agosto de 2012

Insomnio


Cuando la música a las cuatro de la mañana
suena es una pequeña letanía llena de colores oscuros,
se hace dulce por el atrevido despertar que no llega,
y te acostumbras a esa melodía que parece eterna.

El sabor de tus carnes te indica la sobriedad del sueño,
la justa medida de la vigilia, el grito de la huida
que reconvierte tus huesos en puro calcio marciano,
tus ojos en ciega alucinación de pesadilla fértil.

Y rodeas al cuerpo para mirar al sol que se intuye
detrás de las cortinas de matrimonio admirable,
de la segura causa del alma humana en su existencia
que es la brevedad del tiempo, el odio por lo justo.

Es verdad- dices-, cuando despiertas, ajeno al aire,
y dejas desembocar tu sino en un mar tempestuoso
que no se queja ni de las olas, ni de la resaca,
solo de la ignorancia de este mundo que no es cierto..