domingo, 22 de febrero de 2009

El desamor

Apretamos el acelerador de partículas,
El de las pequeñas afrentas, y tomaste
El puñal dorado, el oro por plata vieja…

No hubo nadie que asomara el cuello
De entre los fantasmas que nos vigilaban.

Nos dijimos de puñaladas sin apagar,
De mensajeros que dejaban su letra tarde
Y seguimos tomando el arma inútil para amar.

viernes, 20 de febrero de 2009

Jueves Lardero

Quizá porque ya alumbran los espejos difuminados,
hemos vistos el camino de vuelta, la fuerza y el desamor,
las verdaderas bellezas con corazones apasionados,
la verdad de la hora de jóvenes bien sazonados.

Empieza el campo a asombrarnos con sus verdes,
sus inimaginables marrones invernales
han dado paso a recuerdos sustantivos,
intentando hacer un receso en sus nuevos ideales.

Los más maduros, como el almendro, florecen sin miedo
desplazan a lo lejos a la juventud de la grasa,
acaban mirando a la incipiente primavera con recelo,
cada día se alejan más de la atrevida masa.

Y, al final, ebrio de amor por lo perdido
de una leve intuición, se alejan al hogar
añorando viejos sonidos, viejas viandas
como si sonaran cuatro cascos,
como cuatro resonancias...

viernes, 13 de febrero de 2009

DIRECCIÓN MADRID

Quienes viajan en el placer del humo
Que desprenden el resto de los viajeros,
Lo hacen por la necesidad de nuevo aire
Cuyo destino no es ningún desafuero.

Como los antiguos exploradores del Polo Sur
También he pasado frío, he sentido la sospecha
Tras la espalda, pero mi intención no era vana,
Mi imagen iba en dirección de la derecha.

Al final, los mismos desatinos, los manjares
Que desechan otros, el odio por el color
Del mar, la línea de los barcos cuya silueta
Imagina aventuras de piratas, de héroes…

Sabiendo que hacia al pairo no deben nunca
Orientarse las velas , ni las drizas deben quedar sueltas
Como pequeñas almas sin sentido.

Sólo detenerte en restaurantes de gente grasa
Que ofrecen las mejores tostadas, el mejor vino
En ese mediodía que tus huesos han soportado,
Miles y miles de kilómetros de desprecios al borde del mar.

lunes, 2 de febrero de 2009

Divina comedia vulgaris con sintaxis
No hay poema sin primer verso.
Es como la primera vez que visitas el Averno:
gente despreciable e inútil,
horripilantes seres que vomitan sus ideas
que con el entrecejo solicitan compasión,
y son reales...

Me encontré al arzobispo de los cielos,
me imaginé su pelo encanecido y su cara de cera
advirtiendome de los suspiros celestiales,
los que me dejaron en una acera de Sevilla.

Después vi a un amigo con un pan
y con un hombre extraño;no pude responder:
ese hombre era mi hermano,
compañero de fatigas de los seres sin sentido
y sin boca, que había visto en otro círculo...

Presumí de saber la ciencia
y no criticaba a nadie,
porque si la ciencia fuera cierta
hubiéramos descrito vagos dibujos
disueltos en niebla:
donde el habite el olvido.