jueves, 17 de julio de 2014

VERANO

Detesto este calor y este frío  como a las antiguas tradiciones.
Y no es ningún capricho momentáneo ni oportuno
de tardes de domingo anodinas, severas razones diarias
de desidia y áspera respuesta a lo no comprendido.

Este calor insoportable es una tabla pesada en la madurez,
una incalculable serie de sinrazones de terrazas civilizadas
que asoman el cuello en avenidas y bulevares de invierno
y, ahora, son multitud de voces y bronceados anónimos.

No podemos hacer volver a los días del año severos,
ni podemos calcular con exactitud las horas dichosas
que encanecen las meninges y los dedos más diestros,
los que soportaron apenas un aliento superfluo este año.

¿No sé por qué odio al verano y a sus secuaces presuntuosos
y no me alejo de él en silencio y hago otoño de la arena,
y de los rayos  una  primavera suave y llena de deseos diestros
que me columpien en el jardín de lo sencillo y amable?

Tampoco sé el porqué de su impaciencia por descubrir
a cuerpos extraños y voluptuosos que denotan tristeza
y aparentan curvas y músculos inútiles debilitados
por el sol que no ignora ni a los cuerpos más glaucos.

La verdad que se asoma a mediados de mes sin pedirlo,
solicita a los fervorosos seguidores del ocio impuesto
para dejarlos deprimidos en la acera de septiembre,
la que anuncia lo tedioso, los días interminables...

jueves, 10 de julio de 2014

¿ Es verdad que es ahora donde el mar acaba
y empieza una limpieza junto a la borda?

En las horas perdidas, junto a la batea
que tiene su nombre exacto y justo,
he soñado ideales de hombre de  a pie
y he bebido agua de mar y desechos.

Aun aguanto el odioso viento del este
y amanezco junto al timón resbaladizo
que no me ha dejado soñar en estas noches
de luz y dolor con esa luna tan grande.

Y el güiski cómo debe ser en alta mar.
¿ Sabrá lo mismo o te dejará esa sed infinita?
¿El miedo frente al pequeño deseo de esa mar
que no hace aspavientos ni a su cara más dura?

Tejo las pequeñas redes junto al espigón,
y los turistas pasan junto a mi espacio
preguntándose de la textura y la fibra
de los que estará hecha esta red infinita.

Pero... me dejé soñar por Emilio, mi amigo,
el que me inducía a abandonar el flujo materno,
y las almohadas húmedas con sabor de libertad
eterna, que es solo un paso a su brillantez.

Pero, Emilio...estuvo en La Pampa, antes en Bali
y en las largas barcazas de Senegal que quizá odiaban
a los occidentales que se sumerjen en esas motos odiosas,
tan opuestas a Mendoza argentino, lejos y muy sola...



domingo, 6 de julio de 2014

sábado, 5 de julio de 2014


Los forzudos con tatuajes


Con esta incipiente calor y los hombres forzudos
que circulan por las calles presumiendo de músculo
que les llena de ego su disipada alma y su soledad,
estamos preguntándonos cada dos por tres por nada.

Y a nadie se le caen los celos ni el desamor sincero,
nadie circula por temor a esos forzudos disuasores
que, entre cantares, muestran su enorme fortaleza,
la que nos tiene arredrados en este rincón de calor.

Afortunadamente, se dispone de un tablao con aire
acondicionado para los débiles que aún se esconden
por las calles anchas que, en un acto de ingenieros,
dieron posibilidad de dar un salto y huir de estos tipos.

Pero damos ohess de sorpresa y admiración
porque alguno de los forzudos,bronceados, nos mira
de reojo, y nos miente con sus ojos débiles y claros
transmitiéndonos una admiración  y un silencio profundo.