lunes, 24 de noviembre de 2008

¿Serán los viejos hombres..

¿Serán los viejos hombres los que nieguen los libros,
las verdades impresas?
¿ Los que , con mirada hacia al norte,
dejen lágrimas blancas ahuyentando el sonido?

No habrá ni más ventura, ni historias
despojadas de asuntos verdaderos,
juntando nuevas letras en vez de los dos ceros
que anuncien el binomio de, apenas , ciertas glorias.

Quizá algún dibujo decore nuestro texto,
inserte en la pantalla algún refrán muy cierto
o deje libremente huir al corrector
que espera allí sentado algún pobre lector.

lunes, 17 de noviembre de 2008

LOS ENEMIGOS

Aquellos que superan el arte de lo neutro,
no dicen nada, esperan admirables críticos
que acompañen su osadía incomprensible,
detestan el ritmo cierto de la vida.

En verdad, no dejan de imaginar...
la imagen sigue siendo un sueño de lo cierto,
forma invariable de los muertos risueños
que dejan un abismo en el espíritu.

Inaudita verdad que se revierte
en las cándidas almas de los bares,
insufrible vida de los mismos
que esperan tu final, tu nota grave.

LA EXPLICACIÓN DE LA POESÍA



Después de sondear antiguos pasos, lejanas tierras,
un vado inútil explicó la ausencia de las aguas,
convirtieron en ajena la torpe realidad.

Dijeron que creer era de moros, de gente insensible
al toque sordo, de antiguas voces del muecín;
los verdes prados, las sombras llenas, insensibles
ante la vieja historia del ayer que me preguntan.

También,nos dejaron buscar las dulces yerbas antiguos vecinos
escondidos en las insondables razones de las piedras:
un pequeño ripio que abarca la historia del mar,
los risueños atardeceres de la infancia.

¡Una triste razón para explicar!

viernes, 14 de noviembre de 2008

LA MUERTE DE IVÁN ILICH de LEON TOLSTÓI

A lo largo de la literatura el manoseado tema de la muerte ha sido tratado desde diversas perspectivas. Desde las antiguas Danzas de la muerte, en las que no dejaba de haber cierta sorna en el tratamiento de la misma (quizá el propio miedo obligaba a ese tratamiento), pasando por la poesía de Quevedo hasta la presencia continua de la misma en Hamlet. No trata esta reseña de mostrar al que la escribe como erudito- no lo soy en verdad- sino de la presencia especial que el tema mencionado tiene en un apólogo o cuento llamado “ La muerte de Iván Ilich”.

Es este Iván un funcionario de la administración de Justicia rusa (concretamente en San Petersburgo, bien que se desplaza de ciudad en ciudad), el cual desarrolla su carrera con la más tremenda ambición, para conseguir el puesto más alto dentro de la misma. Su obstinación por el ascenso es tal, que llega a enfrentarse con su queridísima esposa, Praskovia Fiodorovna. Prometiéndoselas felices con sus continuos ascensos, no llenos de dificultades, Iván cae de un banquillo y se golpea el costado; este pequeño accidente le irá provocando un continuo malestar que lo conducirá a la muerte Pero, no. No estoy destrozando y descubriendo el cuento, puesto que desde el principio ya conocemos este dato, pues está relatado- excepto el primer capítulo- con la técnica del flash-back.

Lo que interesa y, para mí es lo más importante de la obra, es la extrema crudeza, la faceta más pesimista y el realismo con los que trata el tema y a sus personajes. Tolstói no siente compasión (aparentemente) por nadie, pero detrás se esconde una profunda convicción cristiana de la perdurabilidad en el más allá. Tolstói no duda en mostrar los estragos que la muerte va causando en el enfermo, tanto físicos como psicológicos. Nuestro Iván se irá convirtiendo en un ser cruel, pero valiente; en una persona luchadora y, a la vez, cobarde. En un amante dulce, enfrentado a ese ser que lleva dentro y que muestra por momentos el despecho más grande hacia su esposa e hijos.

Es un auténtico relato en el que el dolor es el eje del mismo. Parece no muy recomendable esta lectura, aunque creo que con ella creemos descubrir que el dolor es tan natural como un golpe de aliento o un beso de enamorado.

Detrás de la lectura se encierra, asimismo, una crítica velada a los funcionarios burgueses rusos, siempre pensando en medrar y obtener los máximos beneficios materiales, sin tener en cuenta otros valores. Quizá por ello se merezca esa muerte lenta y atroz.
0 ¿quizá, no?

Los continuos cambios de carácter del principal personaje, nos conducen a hacernos la pregunta última, con marcado matiz retórico: ¿Es capaz la muerte de tanto?

Dispónganse a leerlo.