Es verdad que hoy no ha pasado nada....
pero he visto demasiados coches, demasiada gente;
nadie me ha importunado, mas me he sentido tan débil
como los hombres que circulan solos por la calle.
Cuando llega el atardecer puedo ver a la ciudad
imaginada por gente con carros infantiles
y hombres que, con desidia, suspiran en esta noche
imaginando su libertad cuando la luz no exista.
Y todos hacen caso omiso al viejo despertar,
al dejar de estar solos y mandar aspavientos al aire
y reírse de los inocentes que aun sueñan con la música
que, solemnemente, les llevará al falso Averno.
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