miércoles, 27 de julio de 2011

Sacrificio para un poema

Siempre he sentido como un error fatal
la desidia; es un monstruo cierto,
tan intenso, tan acorde con lo muerto
que esa vida ansiada antes, es letal.

Porque lo sublime ha sido anormal,
lo insidioso justo en lo escueto,
y lo que suena a huero es esqueleto
que anda por la pasarela muy mal.

No pienses en la imagen de juventud,
en los dioses arrojados al fuego
de lo eterno, de lo que fue quietud.

Asómbrate del físico que invita
al movimiento lento de la mar,
a la dulzura de la margarita.

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