domingo, 24 de agosto de 2008

Sevilla- Cádiz

Si en los viejos peajes de Las Cabezas de
San Juan,
y después de Jerez
hubiéramos vislumbrado el mar:
nadie pagaría peaje.

Sentiría el efluvio de la humedad,
el ligero frescor del viento marino.

Se podría haber visto a los grandes barcos
a las iguanas viajar por entre las rocas de Sancti Ibañez.

Hubiéramos soñado en bebés
que podían deshacer su piel
frente al sol que no distingue edades.

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