Ahora que la noche es tan dulce y se recogen
las almas humildes,
procuras buscarme de manera impía y seria
y me exiges sensación
y un cierto
desprecio.
Dicen los viejos designios que es la hora
de huir exigiendo apenas nada,
un suspiro breve ,
un grito eficaz lleno de imágenes
alejadas de todo.
Sabiendo bailar ante
la naturaleza
blanca y fría de la
calle,
siempre es una osadía
lustrar
el poco cabello que presentas;
eso exige excesivas responsabilidades
y muy serias…
Y ya no hay jardín ni
enamorados
anunciando su fracaso por las calles
De Verona;
los lugares tan
sencillos para amar
están cubiertos de musgo
que se extiende a lo
largo de la acera.
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