Y ahora te vas y me dejas desacompasado , inútil,
hombre que se ríe de su soledad e imaginación;
y la poesía se me echa encima como hecho fútil.
Y debo amanecer como todos los días, sonriendo
a las situaciones más viejas y al futuro incierto
que nos arrostra a los dos al deseo de los humanos.
Y siento como los pájaros usan unas alas fáciles,
un viento favorable de cóndor que me sube
por las venas y que me sujeta al basto suelo.
Y pregunto a las nubes salteadas sobre el cielo,
sobre el suelo que me sustenta diariamente
a base de lugares opacos y ciertos augurios.
Y la respuesta siempre es la misma por defecto:
acuérdate de mi soledad y sonrisa obligada
que acababa en un beneplácito de hombre mayor.
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