martes, 10 de junio de 2008

LA VEJEZ

En aquella ocasión vimos a la escuadra de aviones
surcar los cielos.
Nos dejaron de interesar las curiosidades
amañadas por adolescentes; las odiábamos
como a quien le roban el corazón.

Eran amarillos los recuerdos,
de un amarillo verde ocre sutil
que te sorprenden en callejas sin salida
sin agonía.

Pero, a lo lejos, comenzaban a sugerirnos
alientos de campeón, nuevos verdes ocres
que eran la imagen de lo más lejano.

Parecía imposible retirar las armas
ante un enemigo impasible;
olíamos de la ribera el frescor
que nos conducía al más allá,
al lugar de los muertos con memoria.

No hay comentarios: