sábado 13 de octubre de 2007
¿ No conocéis a Carson Mccullers?
Fue, Carson Mccullers, una de las escritoras norteamericanas más destacadas dentro del mundo de la literatura del sigloXX. Nació en una pequeña ciudad de un estado sureño norteamericano llamado Georgia, en 1917. Había venido al mundo llamándose Lula Carson Smith, pero sería mundialmente conocida por el apellido de su marido, Mccullers, hombre con el que tuvo un matrimonio muy desgraciado y ambiguo, ya que nuestra escritora era de una personalidad un tanto andrógina.
Su estancia en París- donde por cierto conoció a su marido-, así como su definitivo establecimiento en Nueva York ( lugar en el que moriría a los 50 años a causa de una parálisis que se vio complicada con un alcoholismo que hizo que la enfermedad avanzara a pasos galopantes) determinaron la forma y la temática de sus obras. Estas están cargadas por una obsesiva relación con la soledad y así, en 1940, publica una excelente, emotiva y trágica novela: El cazador es un corazón solitario. En ella se cuenta la historia entre dos mudos - Jhon Singer y Spiros Antonapoulos-, entre los blancos pobres que , junto a los negros( aún más pobres)deambulan por una ciudad sureña como almas en pena, presentando un turbador fresco en el que la soledad es un muro imposible de traspasar. Su siguiente obra ,Reflejos en un ojo dorado( 1941), adaptada al cine con un magnífico Marlon Brando como protagonista, desborda sensualidad por todas sus páginas; más tarde, Frankie y la boda ( 1946), presenta a una adolescente que se ve obligada- ante la boda de su hermano mayor- a enfrentarse con sus propios cambios. La balada del café triste ( 1951) reune una galería impresionante de retratos grotescos; y, como colofón, Reloj sin manecillas, (1961) última obra escrita en la que se trata un tema tan manido, pero que no deja de interesar como es la segregación racial.
Carson Mccullers fue consciente que pertenecía a una marca de estilo, a un modo de novelar( la de los escritores sureños norteamericanos) de la cual no pudo desligarse en su corta, pero interesantísima trayectoria. Si no, basta mencionar algunos de los autores adscritos a esta tendencia ( algunos amigos suyos) como Faulkner, Tenessee Williams o Truman Capote. Un grupo, del que la eterna adolescente que nunca dejó de ser, pasó a formar parte.
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