Ahora, como un ser maduro,
podría hacer ripios como:
la estación de los amores viene y va,
así como los horizontes se pierden en la humedad.
Pero... no puedo, porque no son presentables
dos piernas todo longitud y deseo,
imágenes de horizontes perdidos.
Y todos entienden la metáfora
que se desliza suavemente por esas piernas juveniles,
desastrosamente juveniles.
Y cada día aspiro a ver una gran montaña
que tiene fácil manejo en los cuerpos,
ya sean de mujeres maduras
o de las que acercan los ojos a la nariz.
Fácil es la metáfora anterior
por la facilidad de acceder a la imagen:
seguro que nadie ha pensado en lo que no volverá.
Veo los colores pasear por la playa ,
inconscientes.
jactanciosos e inimaginables,
y me acuerdo de mi infancia muy negra.
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