viernes, 14 de junio de 2013

Las gasolineras de la A-4

He vuelto a visitar a aquellas gasolineras nocturnas
y me siguen oliendo a viejo , a pierna desajustada.
Era, casi siempre de noche o al atardecer,
 y sentía un sabor acre y rudo cuando me acercaba.

Sentía, como viejo macho, un sabor ciertamente inútil
y esperaba a la de rostro rollizo con paciencia.
No la odiaba, pero casi...Siempre esperaba al otro,
al que hacía aspavientos en la barra, pagaba y...se marchaba.

Siempre fui fiel a estas situaciones horribles y cercanas,
mas no se me encogió nunca el alma ni el rumbo,
esperaba un deseo inescrutable en sus piernas
llenas de varices que le impedían estar allí.

El espectro de las huríes desapareció ya hace tiempo,
me dejó un buen sabor de boca, y un reflejo inútil
de no haber vivido la realidad amable que soportaban
familias tradicionales , llenas de ideales fantásticos ....

No hay comentarios: